Por los buenos indicadores en
la lucha contra el hambre y la desnutrición, Antioquia fue invitada hace poco a
exponer en Le Havre (Francia) su estrategia en el Foro Internacional de
Economía Positiva, ante más de 450 organizaciones mundiales.
El Programa de Mejoramiento Alimentario y Nutricional de Antioquia
(Maná) logró disminuir drásticamente las cifras de mortalidad infantil en una
década.
Antes de entrar en
funcionamiento el proyecto, los índices de desnutrición crónica y global de
Antioquia eran más altos que el promedio nacional, con porcentajes de 3,6
frente a 2,8 y de 7,6 por ciento frente a 6,7 por ciento, respectivamente.
Un año antes de que se iniciara
el programa, en el 2001, murieron 153 menores por desnutrición. El año pasado
se presentaron siete casos y en lo que va del 2014 la cifra es de cero muertes.
Hoy, el programa atiende a
348.558 niños en restaurantes escolares. Brinda alimentación a 163.814 menores
de 5 años y realiza 7.952 recuperaciones nutricionales.
A esto se suman las estrategias
de agricultura familiar, con las Huertas de las Oportunidades y Emprendimientos
Productivos. Precisamente, la Gobernación de Antioquia habló de esta estrategia
en Francia el mes pasado. Allá, la gerente de Maná, Ángela Lucía Molina, y la
asesora de Cooperación Internacional de la gerencia, Paula Escobar,
compartieron experiencias en torno a esa estrategia.
Este programa ha atendido a 23.262 familias vulnerables y tiene
como meta crear 35.000 huertas de autoconsumo. Con esto buscan asegurar su alimentación,
disminuir el gasto en alimentos y mejorar sus hábitos alimentarios, aumentando
el consumo de hortalizas y frutas.
Maná está en los 125 municipios
de Antioquia, con mayor injerencia en la región de Urabá, el bajo Cauca y el
Magdalena Medio. Tiene 31 centros de recepción nutricional, además de ocho
unidades ambulatorias ubicadas en poblaciones indígenas de Frontino, Murindó y
Vigía del Fuerte.
Para llegar a estos resguardos indígenas, los equipos de médicos,
nutricionistas, antropólogos, auxiliares de enfermería y agentes educativos
tienen que caminar, en ocasiones, durante más de tres días.
En estos lugares, además de
recuperar nutricionalmente a niños y madres gestantes, también capacitan a los
líderes comunitarios en la detección oportuna de casos de desnutrición,
elaboran talleres de cocina intercultural y trabajan las medicinas tradicional
y occidental para el manejo de enfermedades.
“La seguridad alimentaria no es
una simple gerencia de métodos de nutrición para menores, sino que también es
una propuesta integral alrededor de la familia, la salud, la educación y la
inclusión social, porque hoy el avance es un tema de enfoque diferencial”, dijo
Adriana San Pedro, secretaria de Participación Ciudadana de Antioquia.
El proyecto de recuperación
nutricional ambulatoria para comunidades indígenas ha beneficiado ya a 395
niños y 45 madres gestantes y lactantes. Se han realizado 171 encuentros
pedagógicos con las comunidades, 128 capacitaciones con los líderes y se han
entregado 1.139 paquetes de complementación alimentaria y nutricional.